Basado en American Horror Story II

lunes, 15 de diciembre de 2014

Termine de guardar todos mis no tan preciados libros en mi casillero y me llegó un texto, creí que vería el nombre de Nick en la pantalla, pero no, en vez de eso era un número desconocido el mensaje decía:
-Juguemos un juego.
Y yo le respondí.
-¿Quién eres?
Pero la persona continuo como si yo no hubiera tecleado nada.
-Se llama frio y caliente.
-¿De qué hablas?
-Entre más cerca estés, más caliente estarás.
-¿Eh?
-Ahora estas más frio que caliente.
Empecé a caminar, esto es extraño, pensé, un montón de estudiantes salía apresuradamente de los salones, era de esperarse porque era el último día de clases. Llegué al final del pasillo, doble a la izquierda y me llego un mensaje.
-Frio.
Así que fui al lado contrario.
-Caliente.
Seguía caminando mientras alguien me decía las direcciones por mensaje hasta que llegue a un pasillo con una puerta al final y dos a los costados.
En la pantalla de mi celular se leía:
-Decide.
Escogí la puerta de la izquierda.
-Te quemaste.
En la esquina más alejada de la puerta había un chico recostado en una silla con los pies en la banca que tenía enfrente y tenía un móvil en la mano tendría unos ¿15? ¿16? Nos quedamos quietos, mirándonos el uno al otro. Yo sentía que lo había visto en otro lado, que lo conocía.
-Siéntate, me canso con solo verte.
Me senté en el escritorio del profesor.
-¿Dónde conseguiste mi número?
-Un mago nunca revela sus secretos.
Me guiño un ojo y entonces recordé. En el juicio de mi hermano, cuando le dictaron su sentencia hace un mes.
-Te conozco.
-Gran novedad.
-Te vi en el juicio.
-Es correcto.
-¿Quién eres?
-Ian.
-Ian ¿qué?
-Young.
-¿Y qué quieres?
-Que pagues.
-¿De qué hablas?
-Nada de lo que estes enterado.
-No lo entiendo.
-Te lo explicare. Tenemos todo el día.
Alguien abrió la puerta y me paré de golpe.
Era Ben, el conserje.
-¿Qué haces aquí?
Dijo tan gruñón como siempre.
-Vine a buscar mi teléfono. Aquí esta.
Saqué mi celular del bolsillo del pantalón, Ben hizo ademan de no importarle y empezó a barrer el piso del salón, parecía que el conserje no veía a Ian, le dediqué una mirada extrañada. Me sonrió como lo haría un mago que logra sorprender a su público.
Se levantó tranquilamente, sin prisa, tomo el teléfono, avanzó entre las hileras de pupitres, se detuvo junto a mí y me susurro en el oído.
-Nos vemos Bromley.
En las siguientes dos semanas lo vi tres veces más: la primera fue por la mañana, en un Starbucks a dos cuadras de mi casa, juro que estaba recargado en un poste de luz afuera del local. La segunda vez, estaba yo cerrando la ventada de mi cuarto y él estaba en el pórtico del vecino de enfrente, esta noche sentí que alguien me observaba, tenía que ser paranoia ¿cierto?... ¿Cierto? Ambas veces recibí mensajes, “hirviendo” y “más caliente que frio”, respectivamente.
La última vez fue en mi cuarto, llegue a mi casa y me empezaron a llegar textos como en el colegio, cuando abrí la puerta de mi cuarto decía “te quemaste”. Ese tío estaba en mi cuarto, sentado en mi cama, viendo una foto de cuando Chris y yo éramos niños.
-¿C….cómo entraste?
-Forcé la cerradura.
-¿Por qué siempre me sigues?
-Tengo que.
Su indiferencia me enojaba tanto que me.... era tan… ¡Aghh!
Tome el cuello de su playera y lo levante de la cama.
-¿¡Qué quieres!? ¡Venga, ya dimelo!
Se zafó y en cambio tomó el cuello de mi sudadera y me estrelló la espalda contra la pared. Este chico es fuerte.
-¿Ves esto?
Me mostro un pequeño punto rojo sangre en su cuello.
-Esto. Esta mierda me quitó la vida.
Este loco, pensé.
-¿¡De qué hablas!?
Los ojos se me empezaron a humedecer, estaba desesperado porque no me podía dar una respuesta completa y con sentido.
Se acercó a mí y hablo en un susurro, un susurro que parecía gruñido.
-¿Sabes por qué tu hermano está preso?
La pregunta me desconcertó.
-Se metió en una pelea con un policía.
En vez de afirmación, sonó como pregunta. Era mi mejor amigo y el mejor hermano y ahora estaba en una jaula donde lo tratan como a un animal rodeado de un montón de criminales y asesinos a sangre fría.
-¿Eso te dijeron? ¿Esa es la historia que te contaron?
Su voz era una mezcla de burla y desprecio, seguía presionándome con la pared.
-¿Qué quieres decir?
-Tu hermanito.
Su voz parecía veneno. Susurro la última parte junto a mi oreja.
-Me enterró un pica hielo en la yugular.
-Estás loco… Necesitas un psicólogo.
No entendía nada.
-¿Por qué crees que estoy aquí? ¿Por qué crees que aún no he “descansado en paz”?
Me miraba a los ojos, trataba de sostenerle la mirada, de ser fuerte, no podía, su mirada era dura, intimidante y llena de odio.
“¿Descansando en paz? No puede estar… No, no… eso no es lógico… creo que soy yo el que necesita un psicólogo… ese tipo está vivo y en un momento me va a mostrar todas las cámaras escondidas que hay en el lugar.
Me soltó y dio un par de paso hacia atrás sin dejar de mirarme. Se encaminó hacia la puerta pero antes de cruzar el umbral ya no estaba. Como polvo cuando la luz lo deja de alumbrar.
Me quede como estaba, con la espalda en apoyada en el muro y conmocionado hasta no poder respirar. Me voy a volver loco. Me deslice por la pared, mis piernas ya no me aguantaban, me cubrí la cara con las manos y apoye los codos en las rodillas, estaba en shock, necesitaba un momento, un momento muy largo.
Y por fin las lágrimas se apresuraron a salir, lágrimas de estrés, lágrimas de confusión, lágrimas de miedo.

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